Nuestro centro se localiza en uno de los barrios de construcción más reciente de Úbeda.
Queda enmarcado en pleno corazón de la barriada del Parque Norte, justo al lado del enorme parque que ya se encuentra a disposición de todos los ubetenses para su gozo y disfrute.
Con mayor precisión, nos situamos en el número 16 de la calle Picasso, lugar desde el que atenderemos la educación y formación de vuestros hijos.
El colegio actual de Úbeda no es de reciente creación, es la continuidad de las escuelas de la Milagrosa que funcionaban con carácter benéfico en el Hospital de Santiago, desde primeros de siglo hasta 1936; por mucho tiempo fue el único colegio religioso dedicado a la educación y formación religiosa.
Al término de la Guerra Civil las hermanas volvieron al Hospital, pero no se pudieron abrir las clases por estar los locales
ocupados por los enfermos. Se reorganizaron las asociaciones de Hijas de María, visita a domicilio y Damas de la Caridad. En las reuniones mensuales con estas señoras, se insistió en la necesidad de volver a instalar las escuelas y la comunidad, previo permiso del Ayuntamiento, decidió su reapertura.
En 1965 se construyó el actual centro, siendo la primera directora Sor Ventura Luaces. Se inició la labor docente con ocho unidades de EGB, dos parvularios, dos aulas de maternales y comedor escolar. El continuo aumento de matriculas, hizo necesaria la ampliación del Colegio, duplicándose la capacidad del mismo en 1974. Como acontecimiento notable cabe destacar que en el curso académico 1972-73 el colegio se constituyó en centro piloto con la implantación de la Enseñanza Individualizada.
Después de superar muchas dificultades, el obispo D. Félix Romero Mengíbar bendijo los locales en mayo de 1956 fiesta de Pentecostés. El numero de alumnos era de 500, pero las solicitudes iban en aumento. Se habilitó una nueva clase fuera de los locales con lo que se ampliaron en 50 puestos escolares más, se estableció la escuela nocturna para alumnos mayores que trabajaban durante el día. Poco a poco el espacio resultó insuficiente por lo que se pensó en la construcción de en nuevo colegio fuera del Hospital y por cuenta de la comunidad, lo que fue posible por la cesión a la comunidad de unos solares a precio módico.
A partir de 1984-85 el centro se convirtió en mixto. En 1986 se propuso la integración de personas con discapacidad en el centro.
La misión educativa está orientada al desarrollo de las capacidades físicas, intelectuales y afectivas de la persona, respetándolas y potenciándolas.
Queremos ofrecer a las familias un proyecto educativo que armonice fe, cultura y vida, según el pensamiento de nuestros fundadores; Vicente de Paul y Luisa de
Marillac, siempre haciendo hincapié en el más desfavorecido y presentando la cultura como medio de comunión entre los hombres; y el saber, como un compromiso de servicio.
Asimismo, preparamos a todos nuestros alumnos para participar activamente en la transformación y mejor a de la sociedad desde una sana competencia.
La imagen deseada por el centro es que los padres conozcan nuestro ideario y lo hagan suyo.
Queremos mantener la sencillez y la cercanía en todos los ámbitos de la comunidad educativa, teniendo siempre presente la coherencia en las diversas situaciones que se nos presentan.
Pretendemos que los niños desarrollen al máximo sus posibilidades, teniendo en cuenta sus propias limitaciones. Que tomen decisiones con libertad y responsabilidad, siendo críticos.
Queremos conseguir que los niños tengan una vida sana y saludable. Queremos potenciar la convivencia y relaciones de cooperación entre compañeros, valorando el comportamiento democrático.
De igual forma, buscamos seguir integrando las nuevas tecnologías a la educación con un espíritu crítico. Mantener la formación permanente del Profesorado y su actividad investigadora a través de la práctica docente.
Así como ofrecer a los padres una formación que les ayude en la educación de sus hijos. Buscar la confianza y la colaboración de los padres con el centro. Y, por supuesto, favorecer el respeto y defensa de la vida humana y del medio ambiente.
La labor formativa va más allá de la simple transmisión de conocimientos. Existe una preocupación prioritaria por los más débiles, tanto a nivel económico, como intelectual, o cualquier otra limitación.
Para nosotros es básico saber vivir desde la sencillez, la acogida, el respeto, la confianza, la alegría, la austeridad, el realismo, la coherencia y la generosidad. La formación, tanto a nivel académico, como humano y cristiano. Así como la relación cercana y personal con los alumnos.
Es clave la capacidad de trabajar en equipo en un clima de cordialidad y acompañar a los alumnos en su proceso de aprendizaje y maduración en la fe.
